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¿Desde cuándo decir la verdad es un delito de odio?
¿Cómo es posible que haya que ir a un tribunal para poder decir que una mujer es la nacida XX y un hombre el nacido XY?
¿En qué cabeza cabe que tipos colocados en política solo porque son peneportantes con peluca y maquillaje lleven a juicio a profesionales que defienden que la Ley trans es pura misoginia?
¿Cómo está permitido cancelar cuentas y atacar virulentamente a mujeres que hablan con rigor científico de que hormonar y mutilar menores que sienten disforia es una aberración?
¿Cómo se permiten campañas de acoso, difamación, insultos, amenazas de muerte explícitas contra las mujeres y despidos laborales por negarnos a incluir a los hombres no normativos?
¿Cómo es posible que España haya tenido una ministra que reclame que hombres sentidos (disfrazados o no) puedan ocupar los espacios de las mujeres borrando estadísticas, eliminando los derechos que tenemos para paliar la opresión por razón de nuestro sexo e ignorando la violencia machista hacia nosotras? Una ministra que se llama feminista, pero que ha declarado la guerra a los derechos de las mujeres bajo un paraguas de fanatismo posmoderno.
¿En qué cabeza cabe que una mujer tenga que compartir celda en prisión con un violador (autoidentificado mujer y con certificado de 'mujeridad') o sea expulsada de refugios para personas sin hogar por no querer dormir con un hombre en su dormitorio?
¿Cómo podemos permitir que una deportista pierda becas y premios al ser obligada a competir con hombres? Según el informe de la relatora de la ONU esta inclusión ha supuesto el robo de casi 900 medallas a mujeres por hombres autoidentificados como mujer, sin tener en cuenta las diferencias biológicas demostradas por la ciencia como la densidad ósea, la masa muscular y la capacidad pulmonar, entre otras; ventajas que se mantienen tras tratamientos hormonales.
¿Es lógico y seguro que las niñas tengan que ducharse en los baños del gimnasio, del colegio o de la piscina con hombres que mantienen todos sus atributos, pero que dicen que se sienten mujer?
¿Cómo se puede entender que una niña o niño inmaduro con su cerebro en crecimiento pueda tomar la decisión de mutilar partes sanas de su cuerpo o medicarse sabiendo que las consecuencias son irreversibles?
Podemos afirmar que más de un 95 % de los casos de cambio de sexo en menores cursan con autismo, depresión y otros problemas que podrían explicar su disconformidad.
Todo esto es una aberración y las feministas llevamos años denunciando que incluir a varones (aunque se hayan cambiado su sexo registral) en la categoría mujer supone vulnerar los derechos de las mujeres basados en el sexo.
Por ello es una gran victoria que el Supremo británico haya dictaminado que el término ‘mujer’ está determinado por el sexo biológico. Es decir, haya resuelto que un hombre que no está conforme con el sexo con el que nació, no es una mujer (XX), sigue siendo un hombre (XY).
Este fallo establece que los derechos de las mujeres que vienen en su Ley de Igualdad son para las mujeres. Y que la palabra mujer, en las leyes, se entenderá en sentido de mujer biológica, lo que significa que los hombres (aunque se pongan pecho, se hormonen, se dejen melena rubia platino, calcen zapatos de tacón o vestidos purpurina) no pueden acceder a las medidas y protecciones para mujeres, ni hurtarles puestos públicos.
También deja claro que el reconocimiento jurídico del sexo no supone la vulneración de derechos para las personas transexuales, que siguen siendo protegidas por ley contra la discriminación, algo que no reconocen los machos (con todos los privilegios de machos) que están saliendo a la calle indignados por esta resolución y que pretenden quedarse también con los derechos de las mujeres que no les corresponden.
Tanto la anterior ley trans de 2007, como la actual de 2023 desprotegen a las mujeres al conceder registralmente la condición de mujer a todos los efectos legales a los hombres auto-identificados trans. Sin embargo, la actual es especialmente dañina al ser muy fácil conseguir un cambio registral con el que exigir fraudulentamente (y a voluntad) cualquier puesto o espacio que no les corresponde.
Esta resolución es una medida muy positiva para las personas que sí sufren disforia porque desincentiva a los hombres que solo buscan meterse en espacios y cuotas de mujeres, para mujeres, niñas y homosexuales (el fallo menciona expresamente el derecho de las lesbianas a espacios y asociaciones solo para ellas).
Existe un consenso científico universal y unánime de la existencia de dos sexos: femenino (XX) que produce óvulos y masculino (XY) que produce espermatozoides. El sexo es por tanto una realidad biológica inmutable relacionado con la capacidad reproductiva de cada sexo. Está impreso en nuestro ADN y no se puede cambiar por mucho que se desee con todas las fuerzas.
(Aclaración: las personas intersexuales son excepciones que no contradicen el binarismo. No producen un tercer sexo. Son mujeres u hombres con una variación de las características sexuales. Según la ONU se encuentran con una tasa de prevalencia entre el 0,5 y el 1,7%).
El género es un constructo social influido por la cultura. Son roles y estereotipos con los que se identifican las personas según el sexo con el que nacieron.
Por tanto, sexo no es género, como Montero y acólitos han establecido en la Ley Trans.
Malos tiempos en los que un Tribunal Supremo tiene que dictaminar lo que siempre fue, es y será obvio y evidente. Es increíble que tengamos que ocuparnos de esto, cuando cada día mujeres y niñas son agredidas, violadas y asesinadas por el simple hecho de haber nacido XX.
Me alegro infinito de haber recuperado la palabra MUJER. Como dice Rowling, la ideología de género ha socavado la libertad de expresión, la verdad científica, los derechos de las personas homosexuales y la seguridad, la privacidad y la dignidad de mujeres y niñas. También ha causado daños físicos irreparables a niñas y niños vulnerables. Ha sido impuesta desde arriba y sus activistas han ejercido violencia contra quienes se han atrevido a oponerse afirmando que el sexo es real y no sentido.
Nadie dice que los trans no puedan existir. Eso es una falacia. Simplemente decimos que no pueden entrar en espacios exclusivos para mujeres, no pueden ocupar los puestos reservados para ellas, ni competir aprovechándose de las ventajas de haber nacido hombre. Pueden usar la ropa que les apetezca (lentejuelas, minifaldas, tangas, tacones, pelucas, etc...), pero no pueden quitársela delante de niñas y mujeres a las que no les apetece ver testículos ni penes o simplemente se sienten inseguras.
Los hombres que se autoidentifican como mujeres, han estado abusando de las leyes a lo largo de todo el mundo, incluida España y todas sus comunidades autonómicas, y acabando con la protección de las mujeres al intentar viciar la categoría sexo incluyéndose forzosamente como mujeres.
Solo una mujer es una mujer.
Un hombre no puede ser una mujer.
Celebro el regreso a la cordura, el sentido común, la lógica y la biología.
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Soy Carmen López…
Doctora en educación, pedagoga, investigadora y fundadora de Hijos con Éxito.
Después de 30 años dedicada a la educación de familias y profesorado, quiero aportar mis conocimientos y experiencia para ayudar a construir una sociedad sana y equilibrada desde la educación de los más jóvenes.
Porque sin las herramientas adecuadas, la crianza se convierte en un camino difícil de transitar y lleno de culpas.
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